Por Maika De Swan

Soy aquella bruja de un cuento nunca escrito,
de un bosque de desencanto y una aldea fantasma.
Soy aquel recuerdo vagabundo a la luz de una luna nueva,
de un gris taciturno de segundos sin matices.
Soy la extremidad de mi cama, la esquina deshabitada
y el adiós nunca dicho.
Soy las lágrimas de una primavera que jamás fue ligera,
las gotas de rocío que dejó el tsunami.
Soy el espejo roto, con manchas de óxido
y madera erosionada.
Soy y me he dejado ser,
el miedo me persiguió tanto tiempo,
que ahora lo busco como mi lugar,
mi estancia permanente.
Quiero ser y dejar de ser aquello, de un carácter ajeno,
de promesas rotas y sonrisas deslavadas.
Ser dejando atrás todo aquello,
para hablar de «lo que viene».
Pilotear mi viaje sin avión,
con esas alas largas que me intentaron cortar,
pero una vez sabiendo volar,
ya no hay altura que no se pueda alcanzar.